La cerámica roja se obtiene industrialmente a partir de la mezcla de arcillas y agua y/o vapor de agua. Posteriormente esta mezcla es moldeada por un proceso de extrusión realizado por una máquina ladrillera. A continuación los ladrillos ya conformados son sometidos a secado artificial en grandes cámaras a una temperatura de aproximadamente 80 a 90°C. Se obtienen así ladrillos con las características físicas y mecánicas del adobe. Luego estos ladrillos – adobes, son llevados a hornos continuos de cocción, donde se cocinan a una temperatura de entre 900 a 950°C, obteniéndose los distintos bloques y ladrillos de cerámica roja.
La Cerámica Roja no pierde el brillo ni el color. No es atacada por insectos ni roedores. No es combustible; con el tiempo no se vuelve quebradiza ni la atacan los rayos UV del sol. No requiere de barnices ni pintura, ni protecciones especiales. Tiene buena aislación acústica, y una muy buena aislación térmica. Resiste al ataque del fuego.
A la temperatura de 900 a 950°C las arcillas resultan estabilizadas por lo que los ladrillos de cerámica roja, no tienen en el tiempo, variaciones dimensionales, no produciéndose fisuraciones de las juntas del mortero, que afecten a los revoques y enlucidos.
La cerámica roja tiene una alta resistencia mecánica obtenida a través del proceso de estrusión que le otorga gran compacidad y densidad.
• Se consiguen fácilmente en cualquier corralón de materiales de construcción.
• Son fáciles de colocar. No requiere de mano de obra especializada.
• Tienen un bajo peso propio en relación con su tamaño por lo que pueden ser manejados con facilidad por los operarios, disminuyendo la fatiga y el riesgo de accidente.
• Son fáciles de cortar (con el canto de una cuchara de albañil es suficiente), se pueden hacer canaletas y adaptar a cualquier proyecto o modulación.
La razón es que de esta manera se reduce la capacidad de absorción que tiene el material cerámico. Si no se mojan, los ladrillos absorberán el agua del mortero de asiento, resultando un fragüe incompleto con la consiguiente disminución de la adherencia entre los ladrillos y el mortero y consecuente disminución de la resistencia del muro.
La altura de los forjados de viguetas de Hormigón pretensado y bloques de alivianamiento, dependen de las siguientes variables, a saber: a) Cargas que los solicitan (techos o entrepisos); b) Cuantía de armadura con que se fabrican las viguetas y c) las luces de los ambientes que deban cubrir.
De todas formas debe verificarse la esbeltez de los forjados (relación de la luz sobre la altura), para asegurar una rigidez que evite deformaciones no compatibles con las propiedades resistentes de los materiales que los constituyen.
Las alturas de los bloques cerámicos de alivianamiento, fabricados por PALMAR, son de 11 cm y 16,5 cm.
Estas alturas, con los 3,5cm de espesor de la capa de compresión, permiten materializar losas de 14.5 cm, y 20cm de altura respectivamente.
Si bien PALMAR no conoce todas y cada una de las cuantías de armadura con que los fabricantes elaboran sus viguetas, estamos en condiciones de aconsejar que no se sobrepasen con el bloque de 11cm, los 4.5 m. de luz y con el de 16.5cm, 6.20 m. de luz.
Para luces mayores deberá incrementarse la altura de la capa de compresión o trabajar con dos bloques sobrepuestos, obteniendo, por ejemplo, una losa de 11,5cm +11,5cm +4cm = 27cm de altura, pudiendo cubrirse una luz del orden de los 7m.
Al retirar los encofrados de una losa, se produce en la misma una deformación instantánea, que en la mitad de la luz, es del orden de los 3mm por cada metro de dicha luz. Esta deformación genera inconveniente en la ejecución de los revoques de cielo raso, por lo que es aconsejable contraflechar hacia arriba las soleras centrales de los encofrados. Esta contraflecha se obtiene mediante cuñas que se colocan debajo de los puntales de las soleras y debe ser de la misma magnitud que la deformación instantánea que se producirá.
Debido a que el espesor del a capa de compresión es del orden de los 4cm, es conveniente que las conducciones eléctricas (diámetro 19 mm o 25 mm), no se coloque transversalmente a las viguetas, pues se estaría debilitando la resistencia de dicha capa de compresión.
No. En este caso la losa debe ser calculada para soportar cargas concentradas de tabiques y muros portantes. Consulte con los fabricantes de viguetas que tienen tablas al respecto.
Si. Una losa cerámica está diseñada sólo para soportar cargas. Para hacerla impermeable deberá colocarse cualquier tratamiento hidrófugo y para el frío o calor deberá colocarse una aislación térmica.
Habida cuenta que los forjados están constituidos por elementos heterogéneos (viguetas y bloques de alivianamiento), que tienen distinta capacidad de absorción de agua, (proveniente de la humedad ambiente o del vapor de agua producido en el interior de los locales de una vivienda), es sumamente importante e imprescindible que, previamente a la ejecución de los revoques de los cielorrasos (a la cal o yeso), la superficie inferior de los forjados sea castigada abundantemente con un mortero de cemento y arena, que permita materializar una barrera impermeable, evitando de esa manera una absorción diferencial de humedad de los distintos elementos que constituyen los forjados (viguetas, ladrillos y aire entre elemento y elemento).
De esta manera son los revoques exclusivamente los que absorben la humedad, sin que se vean sometidos a las tensiones que se producen por diferencia de absorción de los otros elementos.
Tomando este recaudo, no aparecerá a través del tiempo, la conocida patología de microfisuración entre elemento y elemento que se manifiesta en las superficies de los revoques de cielorrasos.
En algunos casos se puede observar, que a nivel de los antepechos de las ventanas y partiendo desde la intersección de estos con las jambas laterales de las mismas, aparezcan fisuras con dirección similar a 45º, que interesan a las 2 o 3 hiladas de bloques dispuestas por debajo de los antepechos.
Esta patología aparece debido a que a través de las jambas laterales “viajan” las cargas que transmiten los dinteles de las ventanas y que al “llegar” a los referidos ángulos se encuentran con elementos resistente de un importante módulo (con pocas juntas horizontales y verticales), que tienen dificultad en transmitir los esfuerzos de un bloque a otro, a que quedan solicitados.
Para evitar la aparición de esta patología, será necesario “coser” con una armadura mínima (2 Ø 4,2 ó 2 Ø 6), colocado por debajo de los antepechos de las aberturas y que sobrepasen los plomos de las jambas laterales en el orden de 25 a 30cm.